Terapia de tercera generación

Realizar intervenciones eficaces en problemas psicológicos actuales. Importa el aquí y el ahora. El “vivir” (pensar) en el pasado o el futuro impide experimentar el presente, sentirlo y, sobre todo, considerarlo de forma activa en el proyecto personal elegido por el individuo.

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Técnicas para cuidar y potenciar la inteligencia emocional

La Inteligencia Emocional es la capacidad de manejar inteligentemente las emociones. No dejarnos dominar por ellas. Saber controlarlas, desembarazarse de los estados de ánimo negativos. La Inteligencia Emocional es la que domina. La que nos marcará el camino del éxito o del fracaso en la vida.

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Reestructuración cognitiva  Técnicas Psicólogos en Oviedo

Permite identificar y modificar los pensamientos desadaptativos. Estrategias para manejar nuestros pensamientos y no que nos manejen ellos a nosotros.

Relajación, meditación

Las técnicas de relajación son una herramienta muy demandada en la sociedad actual donde el estrés y la prisa son fuente de malestar psicológico para gran parte de la población. La relajación, una técnica clásica en psicología, sigue siendo ampliamente utilizada, tanto como fin en si misma, como medio de complementación de otros tipos de intervención. El individuo es capaz de percibir la realidad de forma tranquila y adaptativa, pudiendo controlar mejor las sensaciones de ansiedad ante situaciones de dificultad y viendo con más objetividad y perspectiva la resolución factible de los problemas diarios.

La respiración controlada y la respiración profunda

En condiciones de tensión, muchas personas tienen tendencia a sufrir síntomas físicos de ansiedad. Si estos síntomas son muy intensos pueden repercutir negativamente en la resolución de la situación. La respiración controlada y la relajación aplicada son dos técnicas encaminadas a controlar las respuestas fisiológicas antes, durante y/o después de enfrentarse a una situación que nos cause ansiedad.

La hiperventilación

La hiperventilación es respirar por encima de las necesidades biológicas normales y habituales, es decir, de manera demasiado rápida y/o profunda. La hiperventilación puede ser:

Adaptativa: Cuando la respuesta a la situación implica realizar actividad física.

No adaptativa: Cuando se hiperventila durante un largo periodo de tiempo en situaciones que no requieren realizar actividad física.

Bajo condiciones de tensión, muchas personas tienen tendencia a respirar de manera demasiado rápida. La hiperventilación puede generar síntomas fisiológicos muy similares a los que produce el estrés.

Si la forma de respirar perdura, aparecen sensaciones somáticas molestas, como sensación de ahogo, opresión en el pecho, palpitaciones, sudoración, temblor, mareo, hormigueo, calambres,… Normalmente la sensación de ahogo se interpreta negativamente y la persona intenta respirar más rápido y/o profundamente. Por lo tanto, hiperventila más. La sobrerespiración muy intensa puede generar apnea (detención total de la respiración). La apnea es una reacción adaptativa por parte del organismo que tiene por objetivo devolver la respiración al estado normal (no perjudicial).

La respiración controlada

Una manera correcta de respirar ayuda a contrarrestar la hiperventilación y a sentirse mejor físicamente y mentalmente. Permite controlar los síntomas físicos para evitar que estos se conviertan en un factor más de estrés.

La respiración profunda

La respiración profunda tiene la misma utilidad que la respiración controlada, también contrarresta la hiperventilación y es especialmente útil en situaciones de máxima tensión.

La respiración profunda es más lenta y profunda que la normal y permite así una mayor eficacia antes y/o después de situaciones de especial tensión.

Hipnosis

Alrededor de la hipnosis y el inconsciente se ha tejido una maraña de mitos y errores que dificultan la visión real de estos conceptos.

La hipnosis es un estado de conciencia diferente al sueño o la vigilia. Se ha comprobado que el electroencefalograma de una persona en estado de trance hipnótico es diferente al de una persona despierta o dormida. La sensación subjetiva es similar al estado de “duermevela” que experimentamos antes de dormirnos, al soñar despierto o a un estado de máxima concentración. Aunque la mayoría de las personas que acuden a consulta esperan “dormirse”, esto no es lo que ocurre ni lo que se pretende con la hipnosis. La persona debe permanecer consciente para poder escuchar las sugestiones del profesional que la hipnotiza. Pero esta creencia de que la hipnosis es una forma de sueño está tan arraigada que muchas personas salen del trance dudando de haber sido hipnotizadas “porque han sido conscientes de todo y no se han dormido”. Otras personas temen perder el control o estar en poder del hipnotizador, nada más lejos de la realidad, ya que toda hipnosis es en realidad una autohipnosis.

El hipnoterapeuta posee los conocimientos y estrategias necesarias para guiar al paciente por ese camino de máxima relajación y sugestionabilidad, al final del cual se encuentra la consecución de objetivos y la resolución de conflictos, pero es el paciente el que anda por ese camino. Entre las funciones del inconsciente se encuentra la de protegernos, por lo que sólo aceptará las sugestiones que nos beneficien.

La hipnosis es una técnica que se utiliza dentro de la psicoterapia y es necesario ponerse en manos de un profesional cualificado, con conocimientos sobre la psicología humana y sus conflictos.

Si bien es una técnica inócua, en la que se utilizan los recursos naturales de la propia persona y su capacidad natural de estar en estado de trance, hay dos casos en los que no se recomienda su uso, la epilepsia y la esquizofrenia. Las personas que no sufran estos trastornos podrán beneficiarse de esta técnica de una forma segura y eficaz.

¿Soy hipnotizable?

Muchas personas creen que no son hipnotizables porque no son influenciables, no se dejan convencer fácilmente por los demás. La sugestionabilidad, en realidad, nada tiene que ver con lo anterior. La sugestionabilidad o hipnotizabilidad están relacionadas con la capacidad de concentración. La mayoría de las personas son hipnotizables, aunque unas tienen más capacidad que otras para conseguir una mayor profundidad en el trance. Aunque la profundidad es deseable, se puede trabajar con resultados satisfactorios desde un trance ligero. La capacidad de entrar en trance es algo que se aprende y entrena y va mejorando con la práctica.

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